Estimado presidente Biden:
Le escribimos como cubanoamericanos y ciudadanos estadounidenses preocupados, quienes ofrecimos nuestro tiempo, donamos nuestros recursos y votamos por usted en 2020. Colectivamente, estamos conmocionados y decepcionados por su indiferencia hacia el sufrimiento de las familias cubanas tanto en Cuba como aquí en el Estados Unidos.
Su promesa de campaña de deshacer los estragos a las familias cubanas causados por la administración anterior fue uno de los principales factores por los que muchos de nosotros lo apoyamos. Si bien reconocemos que ha tomado unas pocas medidas positivas menores, estamos profundamente molestos de que esté tan lejos de cumplir las promesas de su campaña de volver a las políticas de la era Obama sobre Cuba. Estamos extremadamente decepcionados y consternados por su inacción, falta de coraje y sensibilidad para deshacer las drásticas e infundadas medidas ejecutivas impuestas por su predecesor. Causan un gran daño a la gente en Cuba y también aquí en los Estados Unidos. Con un simple gesto suyo, Ud. podría revertir fácilmente estas políticas, y poner fin al dolor y al sufrimiento.
Después de varios anuncios, todavía estamos esperando medidas que permitan el comercio y la inversión con el creciente sector privado de la isla. También esperamos lograr una libertad ilimitada para viajar a Cuba, como ocurre con otros países que sí son realmente peligrosos. Nos gustaría ver una Embajada en pleno funcionamiento en La Habana. Más importante aún, su posición sobre el mantenimiento de la infundada designación de Cuba como país patrocinador del terrorismo es desconcertante. Esta designación impacta negativamente el bienestar de nuestras familias en Cuba y obstaculiza su acceso a los bienes básicos de la vida cotidiana, operaciones financieras y plataformas digitales. También socava en gran medida nuestros esfuerzos nacionales para combatir el terrorismo en todo el mundo.
La crisis humanitaria que estas sanciones han precipitado en la isla han contribuido significativamente a una crisis migratoria sin precedentes en nuestra frontera Sur, ya que decenas de miles de cubanos han perdido la esperanza y han abandonado su tierra natal en busca de estabilidad económica. Quienes permanecen en Cuba –incluido el creciente sector privado que su Administración dice apoyar– ven sus medios de vida gravemente afectados por estas sanciones que usted podría fácilmente revertir. La falta de alimentos, medicinas y electricidad es una cuestión de vida o muerte y, como mínimo, no se debe contribuir a más muertes.
Encuestas recientes informan que de los casi 1,5 millones de votantes cubanoamericanos, más de la mitad están consistentemente a favor de la normalización con Cuba; mientras que el apoyo es abrumador entre los votantes Demócratas y más jóvenes. [1] Este apoyo también fue evidente tanto en términos electorales como en términos de apoyo político cuando usted era vicepresidente. Somos una mayoría relativamente silenciosa –aunque sí votamos–, porque muchos de nosotros enfrentamos amenazas e intimidación por parte de la extrema derecha cubanoamericana, como resultado de nuestro apoyo a una política racional y humana hacia Cuba; la misma que usted defendió durante su campaña de 2020.
Presidente Biden, cuando haga campaña en los próximos meses inevitablemente tendrá que abordar la cuestión de la política de su administración hacia Cuba. Tendrá dos opciones. Una es prometer, una vez más, una nueva política de compromiso con la isla. La otra es continuar con la misma política fallida de la mayor parte de los últimos sesenta años, como lo hizo usted durante su primer mandato. Si elige lo primero, seguirá ganando una proporción considerable del voto de nuestra comunidad, para quien se trata de una cuestión decisiva y urgente. Sabemos que las elecciones se ganan en los márgenes, y esto será importante no sólo en Florida, sino también en otros estados como Nevada, Nueva Jersey, Kentucky y Michigan, donde también viven y votan muchos inmigrantes cubanos.
Más allá de la comunidad cubanoamericana, reflejamos el criterio de una gran mayoría del pueblo estadounidense, que apoya la normalización con Cuba; y un eventual fin del embargo, que ha causado tanto sufrimiento innecesario a los pueblos cubano y estadounidense. [2] Esto no se debe a que aprueben o desaprueben el sistema político y económico de Cuba. Sino porque creen, como nosotros, que una política de compromiso con nuestro vecino del sur será buena para nuestro país de adopción, así como para los cubanos en la isla. Además, la gran mayoría del mundo –incluida la mayoría de nuestros aliados clave– también quiere que normalicemos las relaciones con Cuba y levantemos el embargo. [3]
Somos plenamente conscientes de que un cambio de estrategia traería una avalancha de ataques por parte de la extrema derecha de la comunidad cubanoamericana, junto con otros opositores. Entre los atacantes habrá políticos que han demostrado que, a pesar de su discurso patriótico, en realidad no les importan ni el pueblo estadounidense ni el cubano. Le instamos en los términos más enérgicos posibles a no ceder ante estos ataques y a no continuar con la misma política fallida hacia Cuba.
En las elecciones de 2020, usted obtuvo un número considerable de votos
cubanoamericanos precisamente por su promesa de reanudar una política sensata y
humana hacia Cuba que ayudó a implementar como vicepresidente. Somos
conscientes de que puede que no parezca fácil desde una perspectiva electoral y la
oposición es muy vocal. Pero volver a comprometerse con esa política hacia Cuba
ofrece las mejores posibilidades de lograr algunos de los márgenes que se necesitan para ganar, al recibir votos de una de las comunidades latinoamericanas con mayor
participación electoral. Aún más importante, esto contribuiría en gran medida a
nuestra principal necesidad de reducir la inmigración ilegal y otros intereses clave en
esta región y el mundo. Necesitamos que sea valiente e implemente lo que la mayoría
de la comunidad cubanoamericana y la abrumadora mayoría de los ciudadanos
estadounidenses y del mundo creen que es lo correcto.
Atentamente,
Cerca de 200 cubanoamericanos y dos docenas de organizaciones dirigidas por cubanoamericanos, junto con cientos de otros estadounidenses preocupados, entre ellos ex funcionarios federales, estatales y locales; académicos y administradores universitarios; empresarios, ejecutivos e inversionistas; abogados; arquitectos; médicos; científicos; educadores; artistas, músicos y cineastas; administradores de organizaciones sin fines de lucro; trabajadores sociales; veteranos y otras personas destacadas, como:
Jorge Quintana, ex Vicepresidente del Caucus Hispano del DNC;
Ana Mari Cauce, Presidenta de la Universidad de Washington;
Silvia Wilhelm, Directora ejecutiva de Puentes Cubanos;
Arturo O’Farrill, músico y compositor ganador de 6 premios Grammy;
Sarah Stephens, fundadora y ex directora ejecutiva del Centro para la Democracia en las Américas;
Louis A. Pérez, Jr, galardonado autor y profesor;
Andy Spahn, ejecutivo de Hollywood y antiguo miembro del Comité de Finanzas del DNC;
Stuart Ashman, Vicepresidente del Richardson Center for Global Engagement;
Chris Smalls, líder sindical y uno de las 100 personas más influyentes de 2022 según la revista Time
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[1]. La encuesta más reciente de 2022 entre votantes cubanoamericanos en Florida realizada por la Universidad
Internacional de Florida mostró que el 53% de los encuestados estaba a favor de la normalización de las relaciones
diplomáticas. Aunque sólo el 37% de ellos se opuso al embargo, la oposición al embargo fue del 74% entre los
Demócratas y del 57% de todos (Republicanos y Demócratas) no nacidos en Cuba (https://cri.fiu.edu/research/cuba-poll/cuba-poll-2022-powerpoint.pdf). A nivel nacional, una encuesta de PEW Research de 2020 reporta que el 58%
de los cubanoamericanos son Republicanos y solo el 38% Demócratas, pero la mayoría de los primeros están en Florida
(https://www.pewresearch.org/short-reads/2020/10/02/most-cuban-american-voters-identify-as-republican-in-2020/)
[2] En diciembre de 2016, Pew Research encontró que el 75% de los estadounidenses aprobó la decisión de
2015 de reanudar las relaciones con Cuba, y que el 73% estaba a favor de poner fin al embargo comercial
contra Cuba. Este apoyo fue del 80% para los encuestados de 18 a 29 años. (https://www.pewresearch.org/short-reads/2016/12/13/americans-still-favor-ties-with-cuba-after-castros-death-u-s-election/).
[3] Declaraciones de líderes de la comunidad internacional y votaciones en la Asamblea General de las
Naciones Unidas han mostrado una condena casi unánime al embargo durante las últimas tres décadas
(https://apnews.com/article/cuba-us-economic-embargo-resolution-condemn-20bceb7216fe3eea18bec8d81372c15b, https://www.eeas.europa.eu/delegations/un-new-york/eu-explanation-vote-un-general-assembly-resolution-embargo-imposed-usa-against-cuba_en?s=63 ).